Recomendaciones para seguir una dieta mediterránea
Comer sano no debe ser sinónimo de esfuerzo ni complicación. Es por esto que la dieta mediterránea se asoma como una excelente alternativa para quienes desean alcanzar un peso saludable, sin someterse a un estricto régimen alimentario.
Esta dieta debe su nombre a un estudio realizado por el académico Ancel Keys, quien descubrió que las personas que vivían en los países de la cuenca mediterránea, tenían muy bajos índices de enfermedades cardiovasculares y cáncer.
Esto se debe a que su alimentación se basa de verduras y frutas frescas, legumbres, pescados, papas, frutos secos, cereales integrales y productos muy poco procesados, que aportan gran cantidad de antioxidantes, vitaminas, minerales y fibra.
Es por esto que muchos nutricionistas recomiendan la dieta mediterránea para todo tipo de personas, ya que además de ayudar a eliminar esos kilos de más, es un gran ingrediente para llevar una vida sana.
Muchos opinan “algunos de los beneficios que los científicos asocian a esta dieta es la disminución en la mortalidad por enfermedades cardiovasculare, cáncer, obesidad, deterioro cognitivo y diabetes. Aportando de esta manera a una mayor longevidad de las personas que la siguen”.
VENTAJAS DE LA ALIMENTACIÓN MEDITERRÁNEA
esta dieta es que es completa, flexible y equilibrada. “No tiene alimentos prohibidos ni obligados, y la clave en que resulte es la frecuencia de consumo que se tiene en los alimentos, especialmente en los con mayor ventaja nutricional”.
Otras de las particularidades de este régimen es que privilegia los productos frescos y poco procesados. Y al igual que como ocurre en otras dietas, se debe reducir lo más posible el consumo de azúcar, sal, harinas blancas, carnes, grasas y productos lácteos enteros.
La clave para lograr ver los resultados de este plan de alimentación, es siendo ordenados y metódicos. Y explica que para comer como en el mediterráneo se debe:
– Bajar la ingesta de grasas saturadas, eliminando el consumo de mantequilla, leche entera y carnes rojas. –
Darle prioridad a las grasas mono insaturadas, las que se pueden encontrar en el aceite de oliva. –
Balancear el aporte de polinsaturados. Estos se encuentran en alimentos con omega 3 y omega 6, como por ejemplo en los pescados. –
Incorporar frutas, verduras, especias y, porque son un gran aporte de antioxidantes. –
Incluir alimentos ricos en fibra.