Ayudar a combatir el cáncer, prevenir infartos cerebrales graves o proteger contra las neumonías son algunas de las ventajas descubiertas recientemente. Periodista Sebastián Urbina
Fuente El Mercurio Fotos de archivo
Conocida tradicionalmente por su capacidad para fijar el calcio a los huesos, la vitamina D ha ido cobrando cada vez mayor importancia para la salud humana.
Sus usos como nueva arma contra el cáncer, para prevenir infartos cerebrales graves o para proteger contra las neumonías, son algunos de los nuevos beneficios de esta vitamina descubiertos por los investigadores.
Influye en la inmunidad
«Se ha puesto de moda», dice el doctor Francisco Pérez, director del Departamento de Nutrición, de la Facultad de Medicina de la U. de Chile. Según explica, su papel de reguladora natural de la inmunidad hace que esta vitamina tenga gran importancia en varias enfermedades. «Disminuye la inflamación y así permite que las defensas del cuerpo trabajen mejor», agrega el académico.
Esta vitamina funciona de manera similar a una hormona, ya que logra penetrar en las células y llegar hasta su núcleo. Allí se asocia al ADN y, estando en niveles suficientes, mantiene apagados los genes que producen cáncer, previniendo la aparición de tumores. Hasta hoy se ha visto que es importante en cáncer de mama, de endometrio y un tipo de linfoma.
«Cuando hay déficit de esta vitamina, los genes para cáncer se liberan y al expresarse aumentan el riesgo de aparición de tumores», explica el doctor Pérez.
«Pero también regula la inmunidad, protegiendo de enfermedades como la artritis reumatoidea y la esclerosis múltiple», dice la doctora Claudia Campusano, endocrinóloga de la Red de Salud UC Christus.
Por eso es bueno saber que alrededor de un 90% de esta vitamina se produce en el propio cuerpo, para lo cual la persona debe exponerse al sol, unos 20 minutos diarios.
Pero esto es algo que no sucede, y el déficit de esta vitamina es algo habitual. En Chile la deficiencia es en todo el país, aunque es mayor hacia el sur.
Hay un estudio en mujeres posmenopáusicas que demuestra que «de La Serena al sur tienen tanta deficiencia, como si vivieran en Boston», afirma esta especialista.
En tanto, el restante 10 a 15% de esta vitamina se obtiene de la alimentación. Los productos que la contienen son los lácteos, la yema de huevo y los pescados grasos como el atún y el salmón. Aunque el de criadero tiene poca.
En el país, hay buenas experiencias de fortificación de la sal con yodo o de la harina con vitamina B. «A pesar de esto, y del debate que hemos tenido de este tema, no hemos podido llegar a puerto para sacar una ley que permita fortificar los alimentos con vitamina D, algo que es muy necesario», explica la doctora Campusano.