A pesar de que padres y madres en Estados Unidos les dedican más tiempo a sus hijos que en cualquier otro país del mundo, muchos se sienten culpables porque creen que no es suficiente. Eso ocurre porque existe un supuesto cultural generalizado de que el tiempo que ambos padres, y particularmente las madres, les dedican a sus hijos es clave para asegurar su éxito futuro.
Hoy, sin embargo, un nuevo estudio, revolucionario, está poniendo en duda esta sabiduría convencional y revela que no es así. Para nada.
De tres a los 11 años
De hecho, pareciera que el tiempo efectivo que los padres pasan con sus hijos entre los tres y 11 años no tiene virtualmente ninguna relación con cómo resultan ser los niños, y solo un efecto mínimo en el éxito de los adolescentes, según el primer estudio longitudinal de larga escala de tiempo que se hizo sobre el tiempo parental y que se publicó este mes en el «Journal of Marriage and Family». Los hallazgos abarcan el desempeño académico de los niños, el comportamiento y el bienestar emocional.
-Yo podría, literalmente, mostrar 20 gráficos, de los que 19 demuestran que no hay relación entre la cantidad de tiempo pasado con los padres y cómo resultan ser los hijos. Nada. Cero -dice Melissa Milkie, socióloga de la Universidad de Toronto y una de las autoras del estudio
Hacerlo porque le gusta no porque debe hacerlo
La investigación incluso identificó una instancia clave en que el tiempo con los padres puede ser particularmente dañino para los hijos. Esto es cuando los padres, y las madres en particular, están estresados, faltos de sueño, se sienten culpables y ansiosos.
-El estrés de las madres, especialmente los momentos en que están estresadas porque intentan balancear trabajo y tiempo con los hijos, puede afectar negativamente a sus hijos
Nadie dice que no es importante la presencia
Esto no quiere decir que el tiempo con los padres no sea importante. Numerosos estudios han demostrado la existencia de un vínculo entre el tiempo de calidad que los padres pasan con sus hijos -ya sea leyéndoles cuentos, compartiendo comidas, conversando y, de una u otra forma, involucrándose con ellos de uno a uno- y un resultado positivo en los niños. Lo mismo vale para la calidez y sensibilidad de los padres hacia sus hijos. Es solo que la cantidad del tiempo parece no importar.
-En un mundo ideal, este estudio aliviaría la culpabilidad de los padres con respecto a la cantidad de tiempo que pasan con sus hijos -dice Milkie-.Y mostraría lo que es realmente importante para los niños.
Pero en si el estudio de Melissa Milkie deja en claro que lo que cuenta es la calidad y no la cantidad, entonces ¿cuánto tiempo es suficiente? El estudio de Milkie no lo dice.
-No creo que exista mucha literatura o información confiable sobre la cantidad correcta de tiempo que haya que pasar con los hijos -dice Matthew Biel, psiquiatra de niños y adolescentes del Centro Médico de la Universidad de Georgetown.
Agrega, no obstante, que sí existen investigaciones que demuestran que en ambientes urbanos altamente estresados, tener a padres comprometidos e incluso estrictos está asociado con un nivel inferior de comportamientos delictivos.
Fundamental el nivel educacional de la madre o padre
La verdad es que el estudio de Milkie y otros han descubierto que, más que calidad o cantidad de tiempo, son el ingreso y el nivel educacional de la madre los factores más fuertemente ligados al futuro éxito del hijo.
-Si realmente queremos pensar en la foto más amplia y preguntarnos cómo podemos apoyar a nuestros hijos, nuestro estudio sugiere que debe ser a través de recursos sociales que ayuden a los padres en términos de salud mental y estatus socioeconómico -dice Milkie-. Ese tiempo que pasamos con los hijos, en que hemos estado tan concentrados, no hace mucha diferencia.
La madre, tv y compañía
Amy Hsin, socióloga en Queens College, descubrió que los padres que pasan gran parte de su tiempo con sus hijos menores de seis años mirando televisión o no haciendo nada pueden tener un efecto «perjudicial» en ellos. Y la Academia Americana de Pediatría enfatiza que para su desarrollo social y cognitivo los niños también necesitan tiempo desestructurado para ellos, sin compartir con los padres.